lunes, 6 de enero de 2014

Levanta el dedo y grita que les den.

Estoy enfurecida.

Hay poquísimas cosas que se me dan bien y que me gusten, pero, ¿y si llega alguien y te dice que lo haces mal? ¿Y si consigue que dejes de hacer eso que consigue que te olvides de lo mal que estás y lo mierda que eres? Cuándo ya no tienes eso porqué tus "amigos" te lo han quitado, ¿entonces qué?

Amigos... Que palabra tan curiosa. Fingen que te ayudan en todo pero, cuando estás en tu cuarto llorando y sin ganas de nada, ¿dónde están ellos? Bah, ¿para qué? He aprendido que no hay que confiar en nadie.
Ahora estoy sola, en una habitación llena de gente, pero sola. Necesito, yo que sé, hacer cualquier cosa con tal de olvidarme de todo. Y decían que olvidar era fácil... Todos esos hipócritas.

Que les den.

1 comentario:

  1. No hace falta estar en mitad de la nada para sentirse vacía, un sentimiento también es una realidad. Aunque la realidad no sea sentimiento... tranquila, todo malestar pasa. O, al menos, eso dicen "después de la tormenta llega la calma" y si no llega sólo nos quedará el silencio. Acabo de pasar mi peor tempestad, y de lo único que he aprendido, ha sido a no creer en simples e ilusorios juramentos de amor a primera vista y cuyo tren iba en dirección opuesta al mío.

    ResponderEliminar