lunes, 27 de enero de 2014

Rosas.

Vivo en un mundo triste. Lleno de mentiras y miradas vacías. Me paso los días entre depresiones y suspiros. Yo quisiera vivir entre libros y rosas, entre CD's de vinilo de mis grupos favoritos y entre canciones de Rock N' Roll.
Nunca recibí rosas. Ah, soy demasiado insignificante. Me conformaré con perderme entre las páginas de un libro y entre las luces de la ciudad. Quiero visitar Nueva York y, ¿por qué no?, quedarme a vivir allí, o en cualquier otro sitio, pero para siempre.

Soy la chica a la que le gustaban las rosas, la chica de la mirada perdida, la chica triste, la chica que bailaba sola, la chica que no soportaba las sonrisas falsas, pero vaya, ella era la que más usaba.

No sentir nada es la peor sensación del mundo, el estar vacío y que se te quiten las ganas de vivir, es muy triste. Quiero volver a sonreír, pero con motivos, volver a ser feliz. Estoy exhausta, es como correr una maratón que nunca acaba, no aguantaré mucho más; mis pasos vuelven a ser débiles y cansados.

Cansancio. Corazón roto. Mirada triste. Give Me Love en modo repetición. Agobio. Ganas de gritar. Impotencia. Fragilidad. Ansiedad. Perdición. «No aguanto más.»

Y al fin lo entendí, el único día que reciba rosas será en mi funeral.

jueves, 23 de enero de 2014

Todo o nada.

Ya estaba cansada de todo. Más bien harta, débil. ¿Cuántas veces había sido rechazada? Perdió la cuenta hace muchísimo. ¿Cuántas veces se metieron con ella? Bah, para qué acordarse.

Le gustaba ir a aquel acantilado, se sentía libre. La de veces que pensó en tirarse y nunca tuvo valor para hacerlo. No veía nada, las lágrimas le empañaban la vista. "¿Qué voy a hacer con mi vida?" pensó ella mientras balanceaba los pies sentada al borde del abismo. "Cobarde, eres una cobarde."

¿Se tira? Todo o nada. Más lágrimas. Todo o nada. Rechazo. Confusión. Todo o nada. Se repetía como un maldito mantra. Todo o nada. No soportaría lo siguiente que le echaran encima. Todo o nada. Nadie la apreciaba; estaba sola. Todo o nada. "¡Estúpida gorda!", las palabras resonaban en su cabeza. Todo o nada. "¡Sacadme de aquí!" Todo o... nada.

Y un pequeño impulso fue lo que hizo que acabase con todo.

martes, 7 de enero de 2014

«La niña que contaba estrellas».

Todas las noches subía a la azotea a contar estrellas. Lo hacía desde que tenía doce años.
Una. Dos. Tres estrellas.
El cinturón de Orión... Las miraba embelesada. Se perdía entre los puntos. Siempre juntos y eternamente separados.
Cuatro. Cinco. Seis. Siete.
Ursa Minor. Estaba tan absorta en sus cuentas que no se percataba de que alguien la miraba.
Pasaron los años. Una noche, cuando empezó a contar estrellas, la Luna le preguntó:
-¿Por qué cuentas estrellas? ¿No sabes que hay miles de millones?
La joven le contestó:
-Mientras cuento estrellas, espero a que caiga una estrella fugaz para pedirle un deseo.
-¿Un deseo? ¿Cuál?
-Conocer el amor.
La  Luna se echó a reír.
-¡Ay, pequeña! Mientras esperas la caída de esa estrella, mientras esperas conocer el amor, él ya te conoce.
La joven le preguntó confundida:
-¿Ya me conoce? ¿Quién?
-Mira fuera -dijo la Luna, y señaló una ventana.
En la ventana había un chico que todas las noches miraba desde su habitación a la chica de sus sueños.
A la niña que contaba estrellas.

~Øblivion 2, Francesc Miralles.

lunes, 6 de enero de 2014

Levanta el dedo y grita que les den.

Estoy enfurecida.

Hay poquísimas cosas que se me dan bien y que me gusten, pero, ¿y si llega alguien y te dice que lo haces mal? ¿Y si consigue que dejes de hacer eso que consigue que te olvides de lo mal que estás y lo mierda que eres? Cuándo ya no tienes eso porqué tus "amigos" te lo han quitado, ¿entonces qué?

Amigos... Que palabra tan curiosa. Fingen que te ayudan en todo pero, cuando estás en tu cuarto llorando y sin ganas de nada, ¿dónde están ellos? Bah, ¿para qué? He aprendido que no hay que confiar en nadie.
Ahora estoy sola, en una habitación llena de gente, pero sola. Necesito, yo que sé, hacer cualquier cosa con tal de olvidarme de todo. Y decían que olvidar era fácil... Todos esos hipócritas.

Que les den.

miércoles, 1 de enero de 2014

(Demasiado cansada para pensar un título, o triste, yo qué sé).

¿Qué hubiese sido de ella sin él? Lo sabe, sabe perfectamente que no hubiese sido nada. Él era su refugio cuando tenía miedo, cuando se sentía sola y ya no aguantaba más. Él la entendía. Siempre estaba con ella pasase lo que pasase, le prometió que la cuidaría y que nunca se separaría de ella.

¿Y ahora él dónde está? Ella creyó todo lo que dijo, cada palabra que salió por su boca. ¡Maldita sea! ¿Cuándo va a empezar a pensar con claridad? Oh, ilusa de ella, ¿cómo iba alguien a quererla tal y como era?

Y ahí estaba ella, bailando sin música, sola, tal como se sentía. Las lágrimas caían por su cara como las gotas de lluvia ese día de diciembre por su ventana. A cada paso que hacía se le unían mil recuerdos más; "eres grande, pequeña", las palabras resonaban en su cabeza más altas que su propia voz. Sus movimientos eran frágiles, como ella, deseaba que con el tiempo todo pasase. ¿Qué hora sería? ¿No tenía un montón de cosas pendientes?

Qué importaba todo, si ahora lo único que quería con toda su alma era ser feliz. Pero con él.

Primera entrada.

Necesito desahogarme, contar mis penas, expresar todo lo que pasa por este lío de cabeza y este sitio parece el más indicado.

Quizá escriba algo alegre algún día, quién sabe; mi vida está llena de altibajos. Como una montaña rusa (tópico, pensaréis), pero así es, el humor y los sentimientos es algo que nunca he llevado muy controlado.

A veces publicaré textos tristes, otras, en cambio, contaré como me divierto como una niña pequeña por la tontería mas grande del mundo. Son sensaciones, que van de mi corazón al cerebro y del cerebro a mis dedos.